Cuando se contrata una instalación eléctrica nueva, asaltan las dudas sobre cómo decidir que potencia contratar utilizando el método exacto, que bien puede ser el de prueba y error. Aunque ambos se llevan a cabo sin problemas cuando ya existe suministro eléctrico. Mientras tanto, tenemos que guiarnos por el boletín eléctrico, sello homologado por el cual la autoridad instaladora garantiza el buen estado de la instalación y la potencia máxima que admite.
En efecto puede darse el caso de rebasar la potencia recomendada necesaria para el uso eléctrico de la unidad que se va a dotar de suministro eléctrico, y ello conlleva un desperdicio y también una factura de luz más elevada. Sin embargo, el boletín eléctrico o documento oficial que proporciona el instalador eléctrico acreditando el buen estado de la instalación y la potencia máxima admisible o recomendada, ya sugiere qué tarifa contratar ateniéndose a esa potencia. Y este documento indica qué potencia máxima no podemos rebasar a riesgo de no aguantarla. La potencia recomendada podremos modularla en función del uso que tengamos en el punto de suministro que vamos a solicitar su instalación.
Hay un método exacto para medir el consumo de energía eléctrica y poder así establecer una potencia adecuada a dicho consumo. Siempre que ya se tenga luz. Se trata de unos medidores que se venden en el mercado y basta con instalarlo y utilizarlo durante unos días, testando así el consumo máximo de gasto energético atribuido al suministro doméstico o del que se trate si es un local comercial u otros.
El otro método consiste en medir a base de prueba y error mediante el ICP o interruptor de control de potencia instalado en el cuadro de la instalación eléctrica. Este control se desconecta cuando se utiliza más potencia de la contratada, por lo que el ensayo que nos indica si estamos desperdiciando potencia o no, consiste en encender todos los aparatos eléctricos a la vez y comprobar si el IPC se mantiene intacto. Si no se desconecta, este es el indicador de que se tiene más potencia contratada del máximo recomendable.
Esta prueba es la más evidente, una vez que se tiene suministro eléctrico, de que la potencia contratada es correcta, lo cual puede hacernos decidir si modificar la tarifa a la alza o a la baja. Porque podemos estar pagando kilovatios de más innecesariamente o al revés, se nos presentan desconexiones constantes del IPC por falta de potencia recomendada.